domingo, 13 de enero de 2013

Qué ganas de no verte nunca más. Cuando la necesidad de no querer entrar más a una oficina se convierte en un deseo recurrente.

Tomar la decisión de cambiar de trabajo a veces deja de ser una elección que pueda ser procesada deliberadamente.

Existen contextos laborales negativos en los que  la desvalorización del capital humano se transforman en la moneda corriente con la que se comercia el contrato psicológico de los empleados.

La libertad de pensar, sentir y actuar se acota, y la frustración se apodera de las emociones básicas.

El pensamiento imperante de quien lo padece es el de huida o escape.  "Necesito escaparme de este calvario" "No quiero entrar a mi trabajo"; " No soporto más este lugar" "¿ Cuánto tiempo más tendré que resistir? " Estoy perdiendo las fuerzas".

La des-motivación y el desgano se entrecruzan en el pensamiento, mientras la trampa vital referente a la dupla continuar-abandonar se encarna en indecisión, dando origen a una desazón característica de una crisis laboral.

Trabajar en contextos adversos provoca una sensación de malestar insoportable, que genera una enorme disminución de la autoestima, y pone en riesgo la salud mental y psíquica.


·        ¿Lo único que queda es soportar?
·        ¿Renunciar al empleo?
·        ¿Cómo afrontar los gastos fijos, si  se accede al impulso imperioso de huir de la empresa?
·        ¿Vale la pena arriesgarse a perder la indemnización con tal de no seguir soportando?
·        ¿Es una buena salida renunciar y salir a buscar trabajo en un contexto altamente adverso?


¿Entonces qué hacer?
Los pasos a seguir requieren un análisis minucioso. Es importante no dejarse guiar por la  emoción pura .
Ser analítico y previsor. Consultar con profesionales serios y éticos pueden ser excelentes alternativas para gestionar el cambio, aún en medio del gran dolor que implica trabajar en un lugar en el cual una persona se siente desvalorizada, oprimida, angustiada, e inhibida en la producción de su potencial laboral.


·         Definitivamente la mejor alternativa es trabajar y gestionar el cambio de manera graduada mientras se evalúa la inserción en algún puesto diferente.
·         No dar rienda suelta a los impulsos y dejar el trabajo de un día para el otro.
·         Elaborar un plan de transición
·         Analizar las condiciones del mercado
·         Evaluar las posibilidades de acuerdo al perfil personal en relación a las oportunidades de reinserción

Betina Ianovski
Psicoterapia Cognitiva
Contacto telefónico para solicitar consultas: 1551102327
Entrevistas presenciales y vía skype

2 comentarios:

  1. La orientaciòn laboral es una opciòn en momentos como este tambièn.

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  2. El problema base de esta situación es que el 90 % de la gente no trabaja en aquello que le gusta, sino que se limita a agarrarse al primer empleo que le permita sobrevivir, con el paso de los años estar haciendo algo que no te motiva ni te gusta no puede generar mas que desazón y aburrimiento, si le sumamos a esto las caracteristicas que buscan hoy en dia las empresas en sus jefes (egoismo como virtud, empatia cero y despotismo salvaje), el coctel es insostenible para una mente normal.
    Solo queda hacer una coraza psicologica, una armadura que te aisle mentalmente de esa situación.
    Lo mejor es buscar un cambio, arriesgarse, hacer aquello que realmente te guste, todo el mundo tiene algo que le gusta hacer, detectarlo, explotarlo y centrarse al 100% en que esto sea tu medio de vida, tu trabajo y tu ilusión.
    Esa es la única y verdadera solución.

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