martes, 16 de diciembre de 2014

Psicología del pan dulce como disparador de emociones.


La llegada de fin de año huele a azahares que invitan inconscientemente a los pensamientos   a realizar un balance.

El pan dulce, las fiestas, los verdes, rojos y dorados convidan albores de esperanza. No todo es agua de rosas, ya que el extracto de malta, y los perfumes a frutas secas anuncian que un ciclo finaliza e invita a reflexionar. 


El pan dulce, representa el final y el principio del orden de las cosas. Psicológicamente despierta emociones, que evidentemente no siempre son positivas, ni adaptativas.  

Son pocos los afortunados que consiguen valorar sus logros positivamente en esta etapa  final del año. La gran mayoría de los que no consiguen evaluar positivamente el balance personal y profesional, suelen ser las personas hiperexigentes, que seguramente se han autoimpuesto estándares de crecimiento muy altas, y difíciles de alcanzar. 

 Los autoexigentes  poseen una modalidad de pensamiento que consiste en minimizar los logros obtenidos y maximizar las deficiencias y los objetivos no alcanzados.


El pan lleno de frutas opera como un disparador que indica que el año se termina. Es allí cuando sin pensarlo se hace un nudo en la garganta, o se nos retuerce el estómago.

El perfume del agua de azar, las cascaritas de naranja y las frutas secas despiertan en el cerebro una alarma, que se anuncia como el  representante de las festividades de fin de año.
 
El modo de evaluar los logros, puede ser traicionero. Hay personas que dicen no haber cambiado nada, sin lograr revisar objetivamente sus progresos. Embolsar todo lo malo y tirarlo al tacho con lo bueno, es el estilo de pensamiento que guía directamente a una sensación de congoja y malestar.

 
El sentimiento de inermidad y de carencia, forman parte de un guión que no logra se integrar en  la vida. Es allí cuando los disparadores del malestar, se disfrazan y como un fantasma enfurecido se disparan en los pensamientos.
El trabajo de la  psicoterapia cognitiva intenta recuperar a través de la narrativa una parte de la historia, que insiste, y que se repite bajo una modalidad de autodescalificación continua.

A través de la flexibilidad se busca que el paciente pueda abrirse a toda la potencialidad de la experiencia, para lograr evaluarla más compasivamente.
Con el apoyo de una fuerte alianza terapéutica, es posible integrar al discurso narrativo, aspectos históricos y constitutivos que resignifican la experiencia de malestar.

El trabajo sobre estos patrones, la búsqueda de causas y explicaciones, forman parte de un proceso continuo en la búsqueda del cambio.

Desarrollar la capacidad de compasividad , no auto castigarse por los errores cometidos, puede ser el principio para un cambio positivo

Trabajar sobre este proceso de cambio, centrarnos en la organización de los procesos de vida es uno de los desafíos más importantes.


Reformular los pensamientos, genera cambios, produce alternativas que facilitan el desarrollo profesional.

Quedan muchos encuentros para deconstruir sabores, para degustar lentamente, para aceptar los sinsabores, y disfrutar del gusto de un producto sabroso y dulce.


Saborearlo en forma lenta, sin atragantarse con  emociones negativas, procesando la experiencia e integrándola en una narrativa que le ofrezca un significado diferente, menos disfuncional.

Gracias a las personas que me siguen, y me estimulan con sus gratas palabras a seguir escribiendo.

Un placer, como siempre compartir esta mesa virtual con ustedes.
Buenas fiestas.

Betina Ianovski, Psicoterapia cognitiva
Contactame a : @plandecarrera o psicotecnologia@gmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario