“…Piel de oro, rojo enfermo, el amor ambidiestro..
De la luz hacia lo obscuro magia veneno.
De lo obscuro hacia la luz, todo nuevo..
Respirarse, emborrachar, morir y seguir viviendo.” Magia y veneno. Catupecu Machu.
La paciente tiene 35 años y está sola. La incertidumbre acerca de su
futuro aparece en un momento de su ciclo vital en el que se produce la
consulta. Se siente fracasada en las distintas áreas de su vida, no está
casada, no tiene hijos, su futuro se ve desesperanzador.
Las crisis vital emerge en la vida de Clara, en un momento bisagra de su vida, su tiempo de
cosecha y fertilidad tiene fecha de vencimiento.
Con cierta desesperanza, no logra enfrentar el sonido de un reloj que la
oprime, y que es vivido subjetivamente como una amenaza,
Surge una sensación de que los recursos subjetivos con los que cuenta
resultan insuficientes para afrontar las nuevas situaciones que se
presentan.
Ella es profesional, y fue recientemente ascendida, sin embargo no logra
reconocerlo como un logro. Se siente débil, frágil frente a sus compañeros.
Su comprensión acerca de que todos los seres humanos atraviesan
acontecimientos psicosociales críticos, queda limitada y no logra comprender
que las crisis son las que mueven
necesariamente a realizar cambios de hábitos que permitan lograr adaptarse emocionalmente
a lo que los nuevos hechos demandan.
Posee escasa flexibilidad cognitiva, (capacidad de adaptación en su
capacidad de pensar y por lo tanto de sentir y actuar) y su capacidad para adaptarse a las nuevas situaciones
se encuentra obstruída.
La crisis vital no es un trastorno mental, pero es un factor
influyente en la calidad de vida de quien lo experimenta.
Uno de los objetivos del
tratamiento, es cuestionar la creencia acerca de una vida totalmente frustrada,
vacía de logros, para buscar evidencias que muestren que todas las personas se
encuentran expuestas a sufrir un período de crisis vital en cualquier momento
de la vida y es esperable atravesarlo con un intenso malestar emocional, con
cambios en las creencias, valores y patrones comportamentales. El sufrimiento
es un aspecto inevitable de la vida, del cual ninguna persona puede escapar. No
es positivo ni negativo, es desagradable de experimentar pero permite
reflexionar, evaluar alternativas y cambios de comportamiento, también mueve a
reformular las creencias y valores subjetivos y con ello los objetivos de vida.
Existen además de los pasajes dentro de un ciclo vital de una etapa de
la vida a otra nueva, otros factores que desencadenan crisis vitales como por
ejemplo, crisis y separaciones de la
pareja, la adaptación a la convivencia, las tomas de decisiones sobre una
carrera u oficio, cambios de puesto de trabajo, etc.
Las personas pueden verse motivadas a solicitar ayuda psicoterapéutica ante
diversas situaciones vitales dolorosas. El tratamiento terapéutico en crisis
vitales conlleva como primera funcionalidad la de obrar como una modalidad
preventiva para la prevención de futuros desordenes mentales. Dentro del manual
Psicodiagnóstico DSM 4 a las crisis vitales se las califica como trastornos
adaptativos, Los mismos pueden ser identificados cuando aparecen signos
de algún estresor psicosocial , que activa una reacción en el individuo que
afecta significativamente diversas áreas de su funcionamiento vital,
afectándolo negativamente.
A través de un tratamiento se propondrá de manera cooperativa abordar los objetivos acordados entre
terapeuta y consultante, de forma tal de lograr alterar los significados
que producen malestar, y reestructurarlos de manera de convertir los
pensamientos disfuncionales en funcionales. Aceptar el problema, enfrentarlo y
actuar con él es la mejor vía para la reestructuración de los pensamientos y de
esta manera lograr una mayor sensación de bienestar que permita disfrutar del
proceso de cambio y salir del mismo fortalecido y enriquecido.
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