La desconfianza es un patrón de conducta que se incorpora desde la más temprana infancia. Nace como una modalidad defensiva para evitar ser dañados. Se aprende que el mundo es excesivamente peligroso, que cuando nos ofrecen ayuda es porque hay un interés detrás. Este modo de interpretación nos inhibe la capacidad objetiva de análisis, y nos conduce al temor.
Las falsas promesas, las mentiras en la más temprana niñez, la sobreprotección, las pérdidas, los abandonos, inducen a las personas a visualizar a los otros, al mundo y al futuro como amenazantes y por lo tanto peligroso.
Esta tipo de mirada puede incidir frustrando el futuro profesional de las personas. El planteo que yo sugiero lo hago desde la base de la teoría de Jeffrey Young, quien propone en su libro Reinventing your life, el origen de la desconfianza. Según Young, la desconfianza es producto de la falta de asertividad en las relaciones primarias de un infante con su figura de apego. Ante la falta, o la mala calidad de respuesta ante las necesidades básicas de un niño, desde los primeros momentos de su vida. Por este motivo hablo de la desconfianza como un patrón o esquema de aprendizaje que se consolidando con el paso del tiempo, y repercute en los adultos en respuestas de desconfianza que se reproducen en todos los ámbitos de la vida y generan enorme sufrimiento tanto a quien padece la desconfianza, como a su entorno.
Es posible corregir este tipo de distorsión a través de la psicoterapia cognitiva, ya que de acuerdo a la manera en la que interpretamos una situación, vamos a dirigir nuestros actos. Es factible , aunque nada fácil remodelar este patrón de respuesta disfuncional para lograr mejorar y convertir en funcionales tanto la sinceridad, la competencia, como la confiabilidad.
Encontrar el origen de los mismos, explorarlo, permite un análisis más benévolo de uno mismo, del contexto, y del futuro.
Betina Ianovski
baianovski@hotmail.com
Es posible corregir este tipo de distorsión a través de la psicoterapia cognitiva, ya que de acuerdo a la manera en la que interpretamos una situación, vamos a dirigir nuestros actos. Es factible , aunque nada fácil remodelar este patrón de respuesta disfuncional para lograr mejorar y convertir en funcionales tanto la sinceridad, la competencia, como la confiabilidad.
Encontrar el origen de los mismos, explorarlo, permite un análisis más benévolo de uno mismo, del contexto, y del futuro.
Betina Ianovski
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